En este corto se narra la historia de un adolescente que, en el marco de una fiesta con amigos, decide consumir drogas bajo la excusa de que “es sólo una vez”. Lo que comienza como un simple acto de curiosidad y presión social se transforma en un espiral de adicción, dependencia y deterioro personal.
A lo largo del corto se muestra cómo la decisión aparentemente inofensiva de probar una sola vez desencadena un proceso destructivo. Al finalizar, el adolescente enfrenta la realidad de que “la vida es una sola” y confiesa que no la disfrutó ni la vivió plenamente. Finalmente, colapsa en soledad, mientras el mensaje final invita a reflexionar: “La vida es una sola, cuidala”.
El corto pretende ser un relato de concientización sobre los riesgos de consumo de drogas, presión social y fragilidad de la vida cuando se toman decisiones impulsivas