Un grupo de chicos se sumerge en un juego peligroso donde cada “ronda” los acerca un poco más a la oscuridad. Lo que empieza como diversión y risas termina por devorarlos, convirtiéndolos en sombras que caminan sin rumbo. El sueño y la realidad se confunden: pero la verdadera pesadilla no está en los zombies, sino en perderse a uno mismo sin darse cuenta.