Este corto refleja cómo muchas veces mostramos en redes sociales o frente a los demás una versión de nosotros que no siempre coincide con lo que realmente sentimos o vivimos. A través de distintas escenas, se representan situaciones cotidianas en las que la apariencia, los filtros, las modas o las presiones sociales ocultan la realidad.
El objetivo es invitar a reflexionar sobre la diferencia entre la “imagen pública” y la vida auténtica, y cómo esta desconexión puede afectar nuestras emociones, nuestra forma de relacionarnos y hasta nuestra autoestima.
Cada escena muestra un contraste: la chica que se transforma con filtros, la secretaria que aparenta prolijidad en medio del caos, el joven que finge disfrutar una moda que no le gusta, o el grupo de estudiantes felices en una foto mientras uno se siente aislado.
La Propuesta final es “pausar”: detenernos a pensar qué tan real es lo que mostramos, valorar la autenticidad por sobre las apariencias y reconocer que no siempre tenemos que encajar en lo que se espera de nosotros.