Nico, un adolescente que quiere “ser más internacional”, recibe en la escuela la tarea de representar la identidad nacional. En su intento por parecer menos argentino, termina en un kiosco donde un vendedor le regala una monedita y le dice que eso es identidad. Al presentarse frente a la clase, Nico reflexiona que ser argentino no se ve, se lleva. Pero al final descubre que la moneda era un botón chino, y entre risas entiende que la identidad argentina está en eso: improvisar, reírse de lo que no anda y seguir adelante igual.