Una historia que muestra cómo la identidad y los lazos familiares siguen vivos, incluso cuando la distancia nos separa.
A través de la mirada de una chica que vive lejos de su casa, el video refleja la nostalgia, el amor y la fuerza de las raíces. La comida, las costumbres y los recuerdos se vuelven puentes que conectan corazones sin importar el lugar.
En su nueva casa, una joven enfrenta la soledad y la adaptación a una vida distinta. Entre comidas que no saben igual, risas ajenas y revive en su mente los momentos junto a su familia.
Pero al final, un gesto simple, una videollamada, una bandera, una sonrisa compartida, le recuerda que el hogar no siempre es un lugar, sino las personas que llevamos dentro.